miércoles, 23 de abril de 2014

Poema III

Los bufones se acercan a mi sombra
y ríen de gracia por lo que ven:
una máscara deshecha por los
ánimos entrantes de la vida.

Los bulevares se tornan inseguros
y deforman cada llanto articulado
por mi vieja garganta
intimidada por la luna.
(Espejo celestial).

Los bailes enmascarados que gritan
al oído de mi amada
"bajo tu cama y en los bordes de ella
se encuentran pequeños arroyos
de flores marchitas. Ten cuidado"
me hace perder mi rumbo mefistofélico.

Y en la noche la niebla moja algo más que mi vista
dejando a su paso cartas sin correspondencia.
[...]
¡Y mi alma camina por
senderos de melancolía!
Un tren, un bar en la madrugada,
una lámpara de noche, una botella.

No soy la pólvora de una esquina,
no soy la nube que se asoma por tu ventana,
no soy la espina que toca tu inspiración.
"No soy el cómplice callado de tu palabra..."

No hay comentarios:

Publicar un comentario