miércoles, 23 de abril de 2014

Para una desconocida.



I
La contracción muscular,
en el pecho,
te hizo doler al amor.
Te hizo odiar al amor y
amar al odio.

II
Los horizontes se manchan
de triste melancolía
dejando el resplandor crepuscular
en segundo plano.
La virtud de ver en ojos ajenos
lo que no encuentras en los tuyos
es digno de almas guardadas
en el infierno de los corazones que
anhelan amor.

III
Nubes.
Van y vienen nubes.
Esponjados colchones
de cada estrella en el firmamento.
Quisiera ser tu nube,
porque la estrella ya eres tú,
que brilla con la intensidad
de mil soles apagados
y con la oscuridad de
dos mil noches encendidas por un cigarro.

IV
Tu tez morena,
como la más fina tela en bronce,
tu tez morena,
condimenta mis horas encontradas
bañadas por el rocío.
Y en mi boca la caña de azúcar,
mezclada con café y tabaco,
los sabores danzan al ritmo de una solea.
Y en mis oídos el deleite de tu voz bohemia
las guitarras se alegran al silencio de nuestras almas.

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