martes, 15 de septiembre de 2015

Poema de los infortunios.

I
Castrar
al Nazareno
con ideas
palabras
acciones
es una labor digna.
Mientras lavas
sus cuencas oculares
con alcohol
él se mofa
y le clavas una daga
en el hocico.

II
El sacerdote
inhaló cocaína:
magnificencia divina.
Sentado en la catedral
el órgano
             pulmonar
                           lingual
             instrumental
explota.
"Si he de morir
no me quedaré atado
al subterráneo".

III
Ocaso
ocasional
mientras lo atraviesa el sol
y muere la luna junto
a su semen diseminado
por la bóveda celeste
y un tornado oscuro
siniestro
fue atravesado con
alguna daga persa
grito
y agonía.

IV
Y me alejé
con una sonrisa en el pecho.
Mientras se cruzaba por mi mente
a una virgen
con los senos podridos
demacrados.
Era mi madre.

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