lunes, 7 de septiembre de 2015

Canticum.

I
Descontrol
en este folio vacío
con vacío existencial
que no soporta
ninguna tumba
ni sepultura
que no soporta
ninguna luna
ni coyuntura.

II
El ladrón entró
y pidió unos cigarros
mientras desenfundaba
la pistola
que gritó
a los cuatro vientos
"¡Ya vienen
los magníficos merlines!"
[...]
El asesino dejó
una nota
en la frente
de la víctima que se leía:
"La alquimia de convertir
oro a plomo
es tan peligrosa y nimia
como la alquimia del ladrón al asesino".

III
El encendedor
no prendió nunca.
El humo nunca pasó
y se enterró como astillas
a los pulmones
en cada fisura.
Nunca nació una nueva luna.
Ni cayó nueva lluvia.
Sólo se veía a Lorca
en el Guadalquivir
con su tiro en la cabeza
gritando
"Y mientras cuenta, llorando,
su aventura a aquella gente,
en las tejas de pizarra el
viento, furioso, muerde.

IV
El telón bajó.
Todos aplauden.
Nadie sabe que afuera
el pájaro sigue arrancando
cabezas.

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