martes, 13 de mayo de 2014

Esa necesidad.



“¡Al carajo, dásela!”
Misael G. Jiménez.

Esa necesidad de olvidar su yo en la carne extraña
es la que embriaga de locura las cavidades pútridas de tu corazón
que se desvela con solo oír el nombre del lobo feroz
que aúlla en lo más oscuro de la noche que refleja tus entrañas.

Esa necesidad de acariciarle los cabellos
para no ser los esclavos martirizados del tiempo.
Esa necesidad de acariciarle sus sueños
para no caer en la nimiedad absurda del viento.

Esa necesidad de succionar los pezones de la virtud
con vino, poesía o con un resonante laúd
es la ambigüedad de querer recostar mi alma
en lo calmo de tus internas aguas.

Esa necesidad de atormentar tu pobre balcón
con la bravura de un iracundo esternón,
reina de los amantes,
en ti vivirán mis más amargos instantes.

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